Eswatini, un pequeño reino africano, se ha convertido en la primera nación del continente en implementar una innovadora inyección dos veces al año para la prevención del VIH llamada lenacapavir. Esta medida marca un cambio significativo en la forma en que los países más afectados del mundo acceden a innovaciones médicas de vanguardia, tradicionalmente atrasados con años respecto de las naciones más ricas. Los primeros envíos llegaron a los almacenes médicos centrales de Eswatini, iniciando un programa que se espera redefina los esfuerzos de prevención del VIH en todo el África subsahariana.
Un punto de inflexión en la epidemia
Durante décadas, Eswatini ha luchado contra una de las tasas de prevalencia del VIH más altas del mundo. Sin embargo, el país ha demostrado consistentemente liderazgo en su respuesta al VIH, y la llegada de lenacapavir es un testimonio de ese compromiso. La inyección, desarrollada por Gilead Sciences, ofrece un método de prevención discreto y privado, particularmente crucial en contextos donde las píldoras orales diarias son difíciles de ocultar o acceder.
La importancia de este paso va más allá de la mera conveniencia. En entornos donde existen violencia de género y desequilibrios de poder, negociar el uso del condón puede ser peligroso. De manera similar, el estigma puede impedir que las personas lleven medicamentos abiertamente. Lenacapavir supera estos obstáculos y ofrece una solución confidencial de larga duración.
Fortalecimiento de sistemas para el progreso sostenible
El despliegue de lenacapavir no se produjo de la noche a la mañana. Fueron esenciales años de preparación en los que participaron el Ministerio de Salud, el Consejo Nacional de Respuesta a Emergencias sobre el VIH y el SIDA (NERCHA), la AIDS Healthcare Foundation Eswatini (AHF Eswatini), el Fondo Mundial y otros socios. Estos esfuerzos se centraron en fortalecer los sistemas de salud, alinear protocolos y garantizar cadenas de suministro sólidas.
El Dr. Nkululeko Dube, médico de Manzini, reflexiona sobre esta transformación. Recuerda los días en que los antirretrovirales escaseaban y los pacientes morían a causa de infecciones tratables. Hoy en día, Eswatini ha superado los objetivos 95-95-95 de ONUSIDA, estableciendo uno de los programas de tratamiento del VIH más sólidos del mundo. A pesar de este progreso, persisten brechas; Sin esfuerzos continuos de prevención, los logros obtenidos con tanto esfuerzo podrían revertirse.
Impulso regional e implicaciones globales
Eswatini no es un caso atípico. Zambia también recibió envíos iniciales de lenacapavir, y está previsto que otros siete países africanos hagan lo mismo en los próximos meses. Esto representa un cambio radical con respecto al patrón histórico en el que las naciones de altos ingresos recibían primero las innovaciones, mientras que los países de ingresos bajos y medios esperaban años para acceder a ellas.
La velocidad de este lanzamiento no tiene precedentes. Los medicamentos anteriores para la prevención del VIH tardaban una media de cinco años en llegar a los países afectados una vez demostrada su eficacia. Este cambio demuestra el liderazgo regional y subraya la urgente necesidad de un acceso equitativo a tecnologías que salvan vidas.
El camino a seguir: inversión sostenida y confianza
Para maximizar el impacto de lenacapavir, PEPFAR y sus socios pretenden llegar a hasta dos millones de personas con PrEP de acción prolongada en los próximos tres años. Lograr este objetivo reduciría significativamente las nuevas infecciones en los países con una alta carga. Sin embargo, la inversión sostenida de donantes, gobiernos y otras partes interesadas es fundamental para evitar que el impulso se estanque.
Se ha demostrado que prevenir infecciones es más rentable que tratarlas a largo plazo. Fortalece los sistemas de salud, acelera el financiamiento interno y protege los avances logrados por países como Eswatini. La clave está en fomentar la confianza: confianza en las clínicas para brindar atención confidencial, en los trabajadores de la salud para mantener la disponibilidad de medicamentos y en los socios globales para seguir comprometidos.
La llegada de estas cajas aparentemente ordinarias a Eswatini encierra una promesa extraordinaria. Si prevalecen la acción audaz, la colaboración y los enfoques centrados en la comunidad, este momento puede recordarse como el punto de inflexión en el que poner fin al sida pasó de ser una aspiración a una realidad alcanzable.





























