Manejo de la esclerosis múltiple progresiva secundaria (EMSP) inactiva

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SPMS inactivo presenta un desafío único en el manejo de la esclerosis múltiple. A diferencia de la EMSP activa más familiar, donde las recaídas son evidentes, la EMSP inactiva progresa lentamente, a menudo con un empeoramiento sutil de los síntomas que puede ser difícil de detectar y tratar. Esta disminución gradual puede afectar la vida diaria y actualmente constituye un vacío en el tratamiento de la EM. Sin embargo, si bien no existen medicamentos específicos para esta forma de EM, existen enfoques para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

Comprensión del SPMS inactivo y las opciones de tratamiento

La falta de medicamentos específicos dirigidos al SPMS inactivo destaca un área de investigación en curso. Varios medicamentos se encuentran en ensayos clínicos y están siendo revisados ​​por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), lo que ofrece esperanzas para futuros tratamientos destinados a frenar la progresión. Mientras tanto, el control de los síntomas y los ajustes en el estilo de vida desempeñan un papel vital.

“Si bien no existe una terapia específica para la enfermedad, queremos asegurarnos de que estamos tratando sus síntomas y haciendo todo lo posible para mejorar su calidad de vida”, explica Paunel Agyei, MD, neurólogo certificado especializado en esclerosis múltiple.

Su equipo de atención puede trabajar con usted para diseñar un plan que aborde sus necesidades individuales, que abarque medicamentos, terapias y cambios en el estilo de vida.

Medicamentos para tratar los síntomas

Aunque no existen medicamentos que se dirijan directamente al SPMS inactivo, ciertos medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas asociados y potencialmente retardar el daño al sistema nervioso. Estos incluyen:

  • Terapias modificadoras de la enfermedad (TME): Su médico podría recetarlas para intentar frenar el daño al sistema nervioso, aunque no sean específicas del SPMS inactivo.
  • Medicamentos anticolinérgicos: Pueden ayudar con la incontinencia o urgencia urinaria.
  • Anticonvulsivos: Pueden reducir el dolor nervioso y el hormigueo.
  • Antivirales: Podrían aliviar la fatiga.
  • Relajantes musculares: Ayudan a aliviar los espasmos y la rigidez muscular.

Terapias Complementarias y Rehabilitación

Las terapias de rehabilitación son una parte crucial del manejo del SPMS inactivo. No revertirán el daño, pero pueden mejorar la función diaria. Es clave un enfoque multidisciplinario, centrado en mantener la fuerza y ​​la función. Considere lo siguiente:

  • Terapia Física: Tiene como objetivo mejorar el equilibrio, la marcha y la fuerza.
  • Terapia cognitiva: Se centra en mejorar la capacidad de concentrarse, recordar cosas y pensar con claridad.
  • Terapia Ocupacional: Ayuda a que las actividades cotidianas, como cepillarse los dientes o vestirse, sean más fáciles.
  • Terapia del suelo pélvico: Mejora la función de la vejiga, los intestinos y la sexual.
  • Terapia del habla: Aborda problemas de comunicación o de deglución.

Estrategias de estilo de vida para mejorar el bienestar

Más allá de la medicación y la terapia, los ajustes en el estilo de vida pueden afectar significativamente cómo se siente y vive con SPMS inactivo.

  • Dieta mediterránea: Vinculada a una discapacidad menos objetiva en la EM, esta dieta enfatiza las frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables.
  • Sueño reparador: Priorizar el sueño de calidad es esencial.
  • Manejo del estrés: Técnicas como el yoga, la meditación o pasar tiempo en la naturaleza pueden ayudar.
  • Abordar la apnea del sueño: Una revisión sistemática sugiere una conexión significativa entre el síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño y la EM.
  • Acupuntura: Algunos estudios indican que puede proporcionar beneficios a personas con EM.

La comida para llevar

Actualmente, no existen medicamentos diseñados específicamente para tratar la EMSP inactiva. Sin embargo, las terapias modificadoras de la enfermedad pueden ayudar a controlar síntomas como la fatiga y la rigidez muscular. Las terapias de rehabilitación, como la terapia física y ocupacional, pueden facilitar las tareas diarias y mejorar la calidad de vida. Combinado con un estilo de vida saludable, que incluye una dieta mediterránea, un sueño reparador y control del estrés, puede controlar mejor su afección y mantener una mejor calidad de vida.

Recursos

Conozca a nuestros expertos

  • Jason Paul Chua, MD, PhD, revisor médico: Profesor asistente de Neurología en la Facultad de Medicina de Johns Hopkins, especializado en enfermedades neurodegenerativas y autofagia.
  • Abigail Libers, Autora: Escritora independiente centrada en periodismo de salud, nutrición y estilo de vida.