La popularidad del ayuno intermitente (que limita estratégicamente cuándo comes en lugar de qué comes) está aumentando como herramienta para controlar el peso. Pero, ¿saltarse comidas tiene un coste cognitivo? ¿Se verá afectada tu capacidad cerebral cuando hayan pasado horas desde el último bocado? La respuesta, según una nueva investigación, tiene más matices de lo que parece.
Si bien muchos creen instintivamente que el hambre equivale a confusión mental (que un nivel bajo de azúcar en la sangre conducirá inevitablemente a irritabilidad y distracción), un análisis reciente cuestiona esta suposición común. Investigadores de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda reunieron datos de más de 70 estudios en los que participaron casi 3.500 adultos sanos que estaban en ayunas o habían comido recientemente. Estos estudios utilizaron pruebas cognitivas estandarizadas que miden la recuperación de la memoria, la velocidad de toma de decisiones, la precisión y otras funciones mentales.
La notable resiliencia del cerebro
¿Los resultados? Curiosamente, el ayuno no afectó negativamente al rendimiento cognitivo general. De hecho, para la persona promedio que había estado sin comer durante aproximadamente 12 horas, no hubo una diferencia notable en la agudeza mental en comparación con aquellos que habían comido recientemente. Esto sugiere que nuestros cerebros son sorprendentemente adaptables y pueden funcionar eficazmente incluso cuando las reservas de combustible son más bajas de lo habitual.
Sin embargo, los investigadores observaron una ligera caída en el rendimiento cognitivo entre las personas que ayunaron durante más de 12 horas. Esto resalta la importancia de la variación individual y subraya que el ayuno prolongado podría justificar una consideración más cuidadosa.
Pensamientos sobre comida: un potencial distractor
Si bien la capacidad intelectual general no pareció verse afectada, el estudio encontró algo curioso. Los participantes en ayuno tuvieron más dificultades con tareas que involucraban imágenes o palabras de alimentos. Parecían estar particularmente distraídos cuando se les presentaban señales visuales de comida o se les pedía que procesaran conceptos relacionados con la comida. Esto sugiere que, si bien el ayuno en sí podría no afectar directamente el pensamiento, los pensamientos sobre la comida pueden actuar como una distracción cognitiva cuando el estómago retumba.
Más allá de la cognición: el lado emocional del ayuno
El equipo de investigación enfatiza que este análisis se centró principalmente en medidas objetivas de la función mental. Reconocen que el ayuno puede influir en el estado de ánimo y el estado emocional, lo que indirectamente podría afectar el rendimiento cognitivo. Piense en ello como el fenómeno del “hambre”: los sentimientos de irritabilidad o frustración debido al hambre pueden dificultar la concentración y el pensamiento con claridad.
“Es difícil ser feliz cuando se tiene hambre”, explica Charlotte Markey, profesora de psicología de la Universidad de Rutgers que se especializa en conductas alimentarias y que no participó en este estudio. Se necesita más investigación para comprender completamente la interacción entre los cambios de humor provocados por el ayuno y sus efectos sobre las capacidades cognitivas.
¿Es el ayuno intermitente adecuado para usted?
El ayuno intermitente parece ser seguro para la mayoría de los adultos sanos cuando se practica adecuadamente. Sin embargo, es fundamental escuchar a su cuerpo y reconocer su impacto potencial en el bienestar físico y mental.
Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud o un dietista registrado antes de realizar cambios significativos en la dieta, especialmente si tiene problemas de salud subyacentes, es propenso a patrones alimentarios desordenados o tiene bajo peso.
Como sugiere el Dr. Lavelle: “El ayuno intermitente puede ser eficaz para controlar el peso, pero no es una solución única para todos”. La pregunta clave es si este tipo de patrón alimentario se alinea con sus necesidades y estilo de vida individuales, teniendo en cuenta las respuestas de su cuerpo, la claridad mental, el bienestar emocional y las demandas diarias.






























