El punto ciego de 5,6 billones de dólares: por qué la asistencia sanitaria estadounidense no puede ver su mayor problema

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El punto ciego de 5,6 billones de dólares: por qué la asistencia sanitaria estadounidense no puede ver su mayor problema

La atención sanitaria estadounidense se está ahogando en costes (más de 5,6 billones de dólares al año) y, sin embargo, seguimos obsesionados con cuestiones secundarias e ignoramos el problema central. Al igual que el infame experimento psicológico en el que los participantes no vieron a un gorila caminando por la pantalla mientras contaban pases de baloncesto, estamos tan concentrados en métricas como primas y subsidios que hemos pasado por alto al elefante –o más bien, al gorila– en la sala.

Esta no es sólo una cuestión económica; es una falla sistémica que afecta a todos, desde los formuladores de políticas de Washington hasta los pacientes de hospitales rurales. El implacable aumento de los costos amenaza a las empresas, desestabiliza los presupuestos gubernamentales y acelera el desplazamiento de empleos. Ignorar esta crisis ya no es una opción.

La crisis en Washington: curitas para un sistema roto

El Congreso debate la ampliación de los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible (ACA) y la financiación de Medicaid mientras el costo subyacente de la atención sigue sin control. Reducir la brecha de costos entre la atención sanitaria de Estados Unidos y Suiza (donde el gasto es casi 5.000 dólares menos por persona y con mejores resultados) podría ahorrar 700.000 millones de dólares al año. Sin embargo, la atención sigue centrada en soluciones de corto plazo más que en reformas estructurales.

A medida que los fondos federales disminuyen y se avecinan cambios en la elegibilidad, millones de personas enfrentan la pérdida de cobertura. Los hospitales responden cobrando tarifas exorbitantes a las aseguradoras privadas, lo que hace que los costos recaigan sobre los empleadores y los trabajadores. El ciclo continúa, sin una solución real a la vista.

La ilusión de las empresas estadounidenses: reducir costos sin abordar la causa raíz

Las empresas aumentan los deducibles y reducen las redes de proveedores, con la esperanza de controlar los gastos. Pero estas medidas son temporales. Sin abordar el costo subyacente de la atención, las primas seguirán aumentando, lo que ejercerá presión tanto para los empleadores como para los empleados.

La cobertura sanitaria familiar promedio pronto superará los 30.000 dólares anuales, y los trabajadores soportarán una parte importante de la carga. Esto limita el crecimiento de los salarios, dificulta la contratación y sofoca la innovación.

La fuerza laboral bajo presión: la automatización como último recurso

A medida que los costos médicos aumentan, las empresas recurren a la automatización y la inteligencia artificial para reducir los gastos laborales. Los recientes despidos de Amazon y sus planes de reemplazar a los trabajadores del almacén con robótica son solo el comienzo. Millones de empleos están en riesgo, lo que presiona aún más los presupuestos gubernamentales a medida que los trabajadores desplazados recurren a Medicaid y a planes subsidiados.

El problema no es el seguro; es el costo insostenible de la atención médica. A menos que los costos se reduzcan drásticamente, el impacto repercutirá en toda la sociedad.

Hospitales rurales al borde del abismo: un síntoma de un sistema roto

Más de 150 hospitales rurales han cerrado en las últimas dos décadas y otros 700 están en riesgo. Las subvenciones de emergencia y los rescates temporales retrasan lo inevitable, pero no abordan la cuestión fundamental: los altos costos fijos y el bajo volumen de pacientes.

La supervivencia requiere consolidación, regionalización y un cambio hacia centros de atención de emergencia y urgencia respaldados por la telemedicina. Son necesarios sacrificios dolorosos, pero ignorar el problema sólo acelerará el colapso.

Tres soluciones para un futuro sostenible

Arreglar la atención sanitaria estadounidense requiere una reforma estructural, no ajustes incrementales. Tres estrategias comprobadas podrían ahorrar 700 mil millones de dólares al año:

  1. Perfil hospitalario más eficiente: Consolidar instalaciones de bajo volumen, eliminar programas redundantes y crear centros regionales de excelencia. Hacer la transición de pequeños hospitales rurales a centros de emergencia abiertos las 24 horas respaldados por telemedicina.
  2. Enfoque en la atención preventiva: Controlar las enfermedades crónicas mediante la ampliación de la atención primaria, la negociación gubernamental de los precios de los medicamentos y el monitoreo domiciliario impulsado por inteligencia artificial. Prevenir complicaciones antes de que requieran intervenciones costosas.
  3. Pago basado en el valor: Pasar del pago por servicio a la capitación, recompensando a los proveedores por mantener saludables a los pacientes, no solo por tratarlos cuando se enferman. Incentivar la prevención, la intervención temprana y la prestación eficiente de atención.

Ahora es el momento de actuar

Ningún grupo puede solucionar esto por sí solo. Los funcionarios electos, las empresas, las aseguradoras, los médicos y los pacientes deben superar su ceguera por falta de atención y enfrentarse al gorila de 5,6 billones de dólares. Cuanto más ignoremos el problema, peores serán las cosas.

La pregunta no es si podemos arreglar la asistencia sanitaria estadounidense, sino cuándo finalmente reconoceremos al elefante –o mejor dicho, al gorila– en la habitación.